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10 de Febrero de 2022 | 13:33
Bodas

El estilismo de los trajes de novio de estilo barroco

Si pensamos en trajes barrocos, a lo mejor pensamos en fastuosos y engalanados vestidos del siglo XVII, que es, a fin de cuentas, el siglo al que nos remite el adjetivo «barroco». No obstante, el barroquismo de la moda ha sobrevivido en un nicho eterno, apreciado y muy importante: el del vestuario nupcial. No nos limitamos aquí al siempre omnipresente y privilegiado vestido de la novia, sino que, hoy en día, debemos añadir a la mezcla también el atuendo de los novios, cada año más diversificado en cuanto a estilos y juegos cromáticos; y, por supuesto, el de las damas de honor y los invitados de excepción, que, sin acaparar protagonismo, tienen derecho a lucir despampanantes.

 

Volvamos al que tal vez hay sido el cambio evolutivo más interesante de los últimos tiempos en el terreno de la ropa para bodas: los trajes de novio. Cualquier persona que no haya acudido a una boda desde hace mucho tiempo, y que sobre todo haya visto alguna a través de comedias románticas de los años noventa, seguirá pensando que los novios en las bodas siguen vistiendo igual: de negro, azul marino o gris, con corbata o pajarita lisa, sin demasiado entusiasmo a pesar de la elegancia inherente. El blanco vestido nupcial de ella, a fin de cuentas, sigue siendo lo más importante, con sus encajes, su velo y su ramo de flores, que le da el toque multicolor.

 

Falso. En la actualidad, muchos cambios en las ceremonias de bodas han tenido lugar por diferentes motivos. No solo es importante casarse con una mascarilla que proteja de la pandemia del COVID-19 y que, por extensión, ha terminado por convertirse en un accesorio más. También han cambiado los llamados roles de género que exigen que los novios sean sobrios y, vamos a decirlo claramente, poco interesantes en su manera de vestir.

 

Hoy no es difícil, por ejemplo, encontrar una sastrería a medida en Barcelona que confeccione chaquetas y chalecos en verde, azul, rojo, púrpura, tonos pastel, plateado y dorado. Los tiempos, por suerte, cambian, y novios y novias hacen gala de su buen gusto estético.