Educando a los niños en el cultivo ecológico
Educar a las nuevas generaciones de niños y adolescentes en el respeto a la naturaleza y el medioambiente va más allá de la mera recomendación que, a sus edades, se nos hizo a nosotros, sus padres y madres, o a sus abuelos y abuelas en su momento. La triste realidad futura, si las cosas salen mal en relación con el consumo sostenible y los nuevos modelos de producción eléctrica con energías renovables, es que los niños de hoy vivirán la crisis climática como nunca la hemos vivido nosotros. Por lo tanto, si no empezamos a ponerle remedio ya, acabaremos lamentando el futuro en el que vivirán nuestros hijos e hijas.
Que son, por otro lado y en parte, los actores y las actrices del cambio en cuanto a la recuperación del planeta. Para ello hace falta, volviendo al principio, educación; y en este sentido, nada mejor que ejercicios prácticos. Acostumbrar a los más pequeños a plantar flores y plantas, a aprender sobre los distintos tipos de abono orgánico ecológico que existen y sus composiciones químicas, a indagar en herramientas y utensilios, y a aprender también y en definitiva qué tipo de cuidados necesita cada especie en función de sus características y de su propio clima, es la mejor manera de conseguir que entiendan la importancia de salvaguardar el planeta.
Si bien nosotros, como responsables directos de ellos, debemos predicar con el ejemplo. Es buena idea que nosotros y nosotras también compremos fertilizantes ecológicos y macetas y plantemos flores según las estaciones. También es indispensable que nos vean reciclar y adquirir productos ecológicos en la medida de nuestras posibilidades. Pero lo más importante es que los niños y las niñas se enamoren de la naturaleza plantando, empleando utensilios y usando abonos ecológicos. Eso les dará ganas de proteger su entorno y, por tanto, el planeta.
Es cierto que, en la actualidad, tenemos problemas más acuciantes que resolver, como una pandemia global que pone la salud de todas las personas en riesgo. Pero la crisis sanitaria tocará a su fin y, mientras tanto, el calentamiento global seguirá su curso. Hay que evitarlo.