Mantenimiento de comunidades de vecinos y empresas
Vivir en un piso, en un edificio de viviendas cualquiera de una ciudad estándar de tamaño medio o grande, es el modo de vida normal de la mayor parte de la población. Por lo tanto, estamos acostumbrados también a las normas de convivencia básica que se imponen a la hora de hacer uso de los servicios comunes de esos edificios, como los buzones, la electricidad, las cañerías de agua y, por supuesto, la tecnología comunicativa básica, como el portero o la puerta de entrada automática que da acceso al garaje. Por supuesto, también los ascensores. Ninguno de estos recursos básicos cotidianos funcionaría sin una eficiente red de mantenimiento de comunidades de vecinos.
Son las comunidades en sí, de mutuo acuerdo, y tal vez la empresa dueña del edificio en su totalidad, quienes deciden qué empresas y servicios externalizar y contratar para llevar a cabo ese importante mantenimiento diario o, como poco, anual. Si bien existen por ejemplo empresas especializadas en instalación de ascensores, hay otras cuya área de actuación tiene más que ver con algunas de las cuestiones antes señaladas, siendo una de ellas la instalación de antenas de TV. Aunque la tecnología audiovisual se encamina cada vez más al consumo de contenidos en la nube, las antenas siguen siendo necesarias para la TDT básica, que sigue en funcionamiento.
Resulta que muchas de estas empresas, como Bang & Olufsen, no solo se ocupan de los edificios de viviendas, una cuestión que ya de por sí las convierte en útiles e imprescindibles. Además de estar capacitados para instalar necesidades tecnológicas básicas de vivienda, también pueden llevar a cabo la instalación de porteros profesionales en edificios cien por cien destinados a oficinas empresariales, o la interconexión de redes de fibra óptica y wifi en dichos centros de operaciones laborales.
En la actualidad, con la pandemia aún en ciernes y la variante ómicron desatada, interconectar a distancia a las personas en hogares y empresas es todavía más fundamental. Es, a fin de cuentas, la única manera de continuar con nuestras vida responsabilidades en los extraños tiempos del confinamiento causados por la crisis sanitaria.